Muchas veces nos preocupamos, pero sí, es muy bueno que los
niños jueguen solos, porque de esta manera dan alas a su imaginación. A veces,
ni siquiera necesitan juguetes para crear todo un mundo en el que ellos
aprenden, ríen, disfrutan, resuelven conflictos y desarrollan destrezas y
habilidades. ¿Qué lugar tienen los padres y madres en ese escenario?
Denle la mano y dejen que ellos los guíen. También les podes hacer preguntas
para que nos expliquen qué están viendo, qué están haciendo… Lo esencial es el
tiempo que le dejes para que exploren y cómo reaccionas a su curiosidad.
Además, si eso nos permite estar cerca tranquilos, leyendo pero observándolos,
ellos se dejarán llevar y podrás ir descubriendo su personalidad.
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