viernes, 2 de noviembre de 2012

Conmemoración a los Fieles Difuntos

Luego de la Solemnidad de Todos los Santos, los católicos de todo el mundo celebran la conmemoración de los Fieles Difuntos, día en el que se recuerda a todos aquellos que ya han partido de este mundo. Entre las muchas tradiciones para honrar a los muertos el día de hoy, muchos acuden a los cementerios para rezar por el alma de sus amigos y familiares. El Papa Benedicto XVI, sumándose a la oración de los católicos de todo el planeta, reza en las grutas del Vaticano por sus predecesores y todos los difuntos.
La conmemoración de hoy se ofrece, de manera particular, por las almas del purgatorio, en donde están para expiar en él sus culpas veniales o bien para satisfacer la pena temporal debida a sus pecados.
La Enciclopedia Católica (EC) precisa que estas almas, al estar en este tiempo de purificación, ya están "confirmadas en gracia, y algún día entrarán en el cielo". "En este día, dice el Martirologio romano, la Conmemoración de Todos los Fieles difuntos, en la cual nuestra común y piadosa madre la Iglesia, después de haber tratado de honrar con dignos loores a todos los hijos suyos, que tiene ya gozando en el cielo, se esfuerza por ayudar con poderosos sufragios cerca de Cristo su Esposo y Señor, a todos los que aun gimen en el purgatorio; a fin de que cuanto antes se sumen a la sociedad de los moradores de la Ciudad celestial".
Hoy es un día especial para ofrecer por los difuntos Misas, indulgencias, limosnas y sacrificios.
La EC señala al respecto que "la liturgia de los Difuntos es tal vez la más hermosa y más consoladora de todas. A diario, al fin de las Horas del Oficio divino, se encomiendan a la misericordia divina las almas todas de los Fieles Difuntos"."En la Misa, el sacerdote ofrece el Sacrificio por los vivos y los muertos (Súscipe), y en un Memento especial pide al Señor se acuerde de sus siervos y siervas que, habiendo muerto en Cristo, duermen ahora el sueño de la paz y les haga pasar al lugar de refrigerio, de luz y de paz". La solemne conmemoración de todos los Fieles Difuntos se debe a San Odilón, cuarto abad del célebre monasterio benedictino de Cluny. Él fue quien la instituyó en 998, y mandó celebrarla en día como hoy. La influencia de aquella ilustre y poderosa Congregación hizo se adoptara bien pronto este uso en todo el orbe cristiano, y que este día fuese en algunas partes fiesta de guardar.

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